domingo, 27 de mayo de 2007

Los Simpson

  • Cuando Sergei Eisenstein vio los primeros cortos sonoros del ratón Mickey quedó fascinado. Para el director de El acorazado Potemkin, los dibujos animados de Walt Disney expresaban lo más intenso del arte contemporáneo.
  • Eisenstein mismo se inspiró en Blancanieves y los siete enanitos para estructurar una de sus películas: Alejandro Nevsky.
  • A diferencia del cine explícitamente político que se producía por entonces en la Unión Soviética (que terminó convertido en objeto de museo), la obra de Disney era profundamente vital.
  • Las animaciones de Disney daban cuenta de la mentalidad crítica de la modernidad al someter la imagen a la lógica de la música más que a la sucesión narrativa de una trama. Sus ficciones trastocaban todo, y lo hacían con una sonrisa.
  • La clave que permitía mostrar el absurdo del mundo en toda su desnudez era la ingeniosa combinación de humor descabellado y vibrante ritmo visual y sonoro.
  • Esa revolución, que Disney inició en los 20, fue llevada al límite de lo genial, seis décadas más tarde, cuando la TV presentó –en el mismo momento que caía el Muro de Berlín– el primer capítulo de Los Simpson.
  • Al iniciar su 18° temporada (es la serie de más larga supervivencia en la competitiva televisión abierta de los Estados Unidos), Los Simpson ya han batido todos los récords: son vistos, semana tras semana, por 50 millones de espectadores en 75 países y hablan casi 20 idiomas. Se han convertido en parte del paisaje cotidiano.
  • Esa masiva y multinacional familiaridad con la serie produce equívocos.
  • Por ejemplo, se suele elogiar el espíritu iconoclasta de las primeras temporadas y se piensa que con los años se ha ido normalizando. Lo que sucede, en realidad, es que la existencia de Los Simpson es la que ha producido cambios esenciales en la forma de ver el mundo.
  • La ironía radical que caracteriza a esta serie animada era más notoria en 1989 que en la actualidad porque la producción de la TV de entonces –tanto en los Estados Unidos como en la Argentina– era más mojigata.
  • Desde entonces, son muchas las producciones que han modernizado no sólo sus discursos sino también sus formas de narrar: valga nombrar apenas Queer as Folk, South Park o Six Feet Under.
  • En el episodio 400, Lisa se hace amiga del hijo del mafioso Gordo Tony, quien no desea seguir los pasos del padre sino convertirse en chef. De esta forma, la familia más famosa de Springfield se relaciona con la mafia.
  • Al final, sin embargo, el hijo del Gordo Tony elimina a todos los enemigos y asume la conducción de la “famiglia”, en una escena que remite a la primera parte de El padrino.
  • Repleta de logradas citas a la cultura pop de masas (además del film de Coppola, la trama de este capítulo remite a El espantatiburones), con invitados de lujo (en las voces en inglés están Joe Mantegna y Poe Pantoliano; en la música, Metállica), Los Simpson siguen fieles a la fórmula del éxito: ironía feroz no desprovista de ternura y crítica despiadada a todos los lugares comunes.
  • Las historias duran más que la gente, y las rocas duran más que las historias, pero hasta las más magníficas estrellas que iluminan el oscuro universo están llamadas a desaparecer.
  • Nada es eterno: quizá también el mundo, alguna vez, pueda vivir sin Los Simpson y la serie deje de emitirse. Seguramente, no será el final de los tiempos, pero la experiencia cotidiana habrá perdido densidad.

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